Pues hablemos de Amor

Valme de Toledo

Pues hablemos de amor. Y, para empezar, busquemos qué es.
Cogemos el diccionario de la Real Academia, que son los jefes, y encontramos definiciones de algo llamado Amor que nos habla de insuficiencia, reciprocidad, encuentro, alegría  o energía (recuerdo ahora otra de mis definiciones favoritas de la RAE: Epicúreo: "entregado a lo placeres". A esto les contesta el mismísimo Epicuro, cuando dice: quien considera que vivimos entregados a los placeres es que no nos conoce...)

Hablemos de Amor, que no es, desde luego, necesitar al otro para estar completo, ni para compensar la propia insuficiencia. Tampoco es el encuentro, sino todo lo contrario. El amor es la continua búsqueda del otro, la búsqueda inconclusa. Así que todo amor es un amor platónico. Pero no en el sentido de la RAE (una vez más, definición con la que no estoy de acuerdo: "amor idealizado y sin relación sexual"). El amor va mucho más lejos que todo eso.

El amor es el deseo de conocer al ser amado, de aprendértelo. No tiene nada que ver con la posesión, la necesidad o la alegría. Es un conocimiento. Es un camino que no se agota nunca; un camino en el que, buscando al otro, te buscas a tí mismo y buscas el mundo, que te hace andar varios metros por encima del suelo (sólo andando así podrás mirarlo todo). El amor no tiene nada que ver con los celos, la seguridad y la cuenta común, ni siquiera con la belleza, aunque sí con lo bueno (y la belleza siempre se ha identificado con lo bueno). Es un aprendizaje de la vida reflejada en los ojos del otro, un compañero que tira de tí en el proceso de distinguir el bien del mal, lo sólido de lo blando. Es avanzar hacia algo que se aleja cada día un poco más, que se aleja caminando de espaldas para mirarte siempre a los ojos, dejando un espacio inmenso entre los dos para que puedas moverte. Es una especia de intuición de lo que podrías encontrar si lo encontraras, de lo que podrías tener si lo tuvieras. Y es un enorme descanso, porque al mirar al otro sientes (con el estómago) que te encuentras en el camino correcto, y no hay dudas.

Así que redefinamos: Amor es conocer la Totalidad mientras miras al otro. Con permiso de la RAE, eso es.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Yo añadiría a los otros también, por que cuando el amor es amor y se libera de la tentación de poseer te das cuenta de que el amor no se agota en una sola persona y que a cuantos más quieres a más puedes querer. Entonces una alegría muy grande se va apoderando de ti y conoces que esa es la esencia del pecado original: despreciar el conocimiento que viene del amor para abrazar el conocimiento que proviene de la formulación de leyes. Gracias Valme. Me encanta.

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  2. Y hablando de amor y de Eastwood, yo voy a alabar la pelicula que más me ha impactado de la última década: Gran Torino, donde un personaje, inicialmente rudo y despreciativo, acaba dando la vida por amor y para que otros encuentren la verdadera vida... Creo que el desequilibrio primordial que sufrimos los los seres humanos es que todos queremos ser amados, pero sólo unos pocos saben y quieren amar de verdad.
    Aquí también convendría tener en cuenta que la palabra amor es de una enorme profundidad y quizás por ello los griegos se referian a tres tipos de amor: Eros, Filia y Agape. Yo veo sospechoso todo amor que espera algo distinto que el amor mismo y, sin embargo, veo precioso y hasta casi inalcanzable, un amor que se dá sin esperar nada a cambio.
    Mil gracias, Valme. Como ves me encanta tu blog y si no molesto demasiado :-), seré un asiduo por aquí.
    Jorge alias Raskolnikov

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