Me contaron que todos los jueves le decía a su padre: hoy duermo en casa de un amigo. Pero no iba a casa de ningún amigo. En medio de la noche se juntaba con otros manifestándose por la monarquía y la libertad, clamando contra Franco. Cada jueves era detenido y dormía en el calabozo. Un día a su padre, director general de Educación, le dijeron en el gobierno franquista: ya no sabemos qué hacer con tu hijo.
Fundó el Grupo 16 y era su director general. Y una noche se enfrentó a los huelguistas que querían boicotear la salida del Diario 16 a los quioscos. Llegó al almacén donde se apilaban los periódicos sin que nadie empezara a cargar los camiones y, resoplando, empezó a empujar, solo y rodeado de manifestantes, uno de los palets cargados. Unos se reían con desprecio, y otros intentaban evitarle el ridículo. Empujaba una y otra vez y no conseguía mover las ruedas del palet. Siguió empujando con la cara a punto de estallar y la camisa rasgada por el esfuerzo. Y cuando logró cargar, él solo, el camión de reparto, las risas burlonas se volvieron aplausos y los huelguistas desconvocaron la protesta.
Vivimos un país reconcomido, donde los líderes sucumben a continuos chantajes, donde lo importante es lo mío y cómo lo cuento y los problemas se transforman en interminables, agotadoras, insípidas palabras. Ahora quiero hablar de alguien que pensaba que todos merecíamos algo más y que luchó, toda su vida, porque pudiéramos decir cualquier cosa.
Cuando murió, todos hablaban de sus carcajadas. Carcajadas desorbitadas, -escribieron - irreverentes, burlonas, homéricas, estrepitosas, desinhibidas, desvergonzadas. Esas carcajadas eran las de un hombre que miraba desde muy lejos, porque sólo así puedes reírte tanto. Fue un hombre libre que nunca cedió a convenciones sociales y no se rindió ante ningún poder, que luchó por la libertad, que no escuchaba las palabras del otro si no le hacían crecer. Admiraba la inteligencia y el trabajo por encima de cualquier cosa. Nunca sintió miedo y llenó su vida de lucha aunque fuera la cárcel un peaje.
Tuvo tres hijas, y las tres seguimos soñando con él. Y eso es la eternidad: que alguien, veinte años después de tu muerte, te siga sintiendo a su lado.
Valme de Toledo
Valme de Toledo
Fue un gran hombre, efectivamente, y ha dejado un gran legado. Os volveréis a ver, estoy seguro.
ResponderEliminarUna persona digna de admiración
ResponderEliminarQué maravilla de post. Enhorabuena.
ResponderEliminarValme, qué lección de libertad y vitalidad os dió tu padre. Qué maravilla que sigáis sintiéndole tan cerquita. Pero así es el amor... Eterno.
ResponderEliminarDescripción fiel !!! Doy fe xxxxx
ResponderEliminarMe encanta, la persona adecuada en el momento adecuado.
ResponderEliminarSiempre os acompañará, a mi padre le habría encantado conocerle, creo que coincidirían mucho, quien sabe, igual ya se han conocido.
ResponderEliminarBonito recuerdo, Valme
Un beso,
Belén Rodríguez
Entrañable texto que nos acerca a nuestros padres, dioses en nuestra infancia y orgullo en nuestras vidas. Vosotras tres sois el reflejo de lo que él fue, debió ser alguien muy especial.
ResponderEliminarConocí a tu padre un verano con Chapi cuando estuvimos invitados en tu casa,algunos días.Yo lo recuerdo como un gran "oso blanco" orgulloso de su bella familia.Ahora comprendo que estaba muy adelantado a su época,demasiado grande para
ResponderEliminarel conformismo endémico del poder en España.Pero su legado y su espiritu no cabe duda de que alientan en ti y en tu obra.
Muy bonito
ResponderEliminarValme, que orgullosas tenéis que estar de tener como padre a un hombre así que ha sabido, a través de vuestro amor y admiración, seguir aquí para que los demás podamos compartir el respeto que merecen los grandes hombres, aquellos que dejan un legado eterno porque son de los que hacen en vez de esperar a ver que ocurre. Yo añadiría que además de todo era un hombre de familia que adoraba a sus hijas. Bsos Chus
ResponderEliminarquerida Valme, enhorabuena! por recordar libre y sin miedo como él os enseñó a Don Romualdo de Toledo (vuestro padre, gracias por compartir con nosotros "en abierto" la vigilia de un sueño (el recuerdo).
ResponderEliminarla eternidad por cariños la tiene más que ganada se suma el ser persona de BIEN: libre, inteligente, con voz, feroz, sin miedo y alegre con CARCAJADA! eso dice mucho...yo me enamoré de una carcajada!
pues que cumpla muchos más!!!
ESTO ES LA ETERNIDAD
María Salorio
Recuerdo perfectamente a Romualdo, su sentido del humor sobre todo, muy muy peculiar. Era un hombre que me imponía mucho, al que respetaba y admiraba. Recuerdo las comidas en tu casa y cómo nos tomaba el pelo sin piedad. Lo recuerdo al volante, uf!! Y recuerdo que se sentía, estando a su lado, que era una persona con una energía especial. La historia que cuentas me hace pensar en los tiempos q vivimos y como nuestro mundo actual necesita hombres como él, con esa fuerza que sale de las entrañas cuando eres el dueño de tu destino y no temes luchar por aquello en lo que crees, aunque tengas que cargar tu solo el camión ante una multitud hostil, y encima la vuelves de tu lado. Me parece una lección enorme.
ResponderEliminarPrecioso Post Valme.
ResponderEliminarValme, gracias por compartir la fuerza y dignidad de tu padre. Un post maravilloso.
ResponderEliminarQué gran lección para la ambivalencia,relativismo y progresía que intenta dominar nuestro día a día.Gracias Valme por este recordatorio,que MERECE LA PENA, LUCHAR POR LOS IDEALES Y VALORES QUE nos hacen crecer,crear,sumar y no involucionar,destruir y mermar!
ResponderEliminar¡Féliz salida del 2011 y mejor entrada en el uevo Año!