Ahora se debate dejar morir las lenguas clásicas y, hace tiempo, la Real Academia de la Lengua decidió que Y ya no se llama griega. Leí en algún sitio que con la i griega perdemos lo único que nos queda de Grecia, de esa Antigüedad donde los hombres se medían con los dioses de Homero. Pues veamos qué era Grecia y qué somos ahora.
Grecia era la vida exprimida al máximo y sin miedo, y nosotros somos los precavidos, los que tememos. Grecia era la comunidad, la vida fuera de casa, y a nosotros nos molesta el vecino en el ascensor. Grecia era la cólera de Aquiles sin asomo de culpa, nosotros los de los golpes en el pecho, los que tenemos que arrepentirnos. Grecia era la oscuridad, el entender que no hay respuestas para todo, y nosotros los de la luces encendidas buscando explicaciones.
Grecia era aceptar la muerte pero no pensarla porque mientras vivimos no está delante; nosotros la tenemos siempre encima, amenazando. Grecia era aceptar el error, y nosotros somos el temerlo y rechazarlo. Grecia era vivir el amor como un modo de aprender, y nosotros como una posesión. Grecia era entender la vida como un camino y nosotros como una meta. Grecia era mirar sólo el presente, y nosotros mirar el futuro -para temerlo- y el pasado -para culparnos, para añorarlo-. Grecia era la melancolía de quien sabe que la vida es sufrir pero no deja nunca de actuar y nosotros somos la melancolía que se hunde en tristeza.
Nosotros los quietos, ellos los que nunca dejan de moverse. Nosotros los del llanto y la tristeza, ellos los que aceptan lo que llega. Nosotros los de las mil dudas y las decisiones equivocadas, ellos los que aceptan las decisiones que vienen de los dioses.
Ellos bajan al Hades porque entienden que sólo sufriendo puedes conocerte; nosotros adormecemos cualquier dolor con drogas. Ellos se miran en los ojos del otro, porque saben que sus actos influyen en el resto; nosotros actuamos sin mirar al de al lado. Ellos miran al hombre superior para seguir sus pasos, y nosotros miramos al inferior para dejar claro que estamos por encima. Ellos valoran la filosofía y el conocimiento, y nosotros admiramos a quien consigue vender muchos zapatos. Los griegos debaten, escuchan, dialogan y, después, construyen. Nosotros construimos y, después, vendemos lo nuestro. Ellos son lo que hacen: no se preguntan lo que son porque sus actos lo dicen. Nosotros nos pasamos la vida preguntando qué somos y actuamos para respondernos.
Grecia es, en resumen, vivir tocado por los dioses. Y a nosotros los dioses, hace tiempo, dejaron de mirarnos.
http://www.valmedetoledo.com/
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Joder (con perdón de la expresión) Cuánto en tan poco ¡¡¡
ResponderEliminarP.D. Debería leerlo todo el mundo.
Buena entrada y buen blog! Te felicito (y te sigo, claro)
ResponderEliminarEspectacular! Gracias por esta magnífica reflexión.
ResponderEliminarNeus
Genial reflexion. Me encanta este blog. Me quedo sin palabras pues realmente hay poco q añadir, lo dices todo. De Grecia me quedan los filosofos q me acompañan a diario y y y y y y me inspiran en mi vida y y y y y trabajo. Con y por ultima vez.
ResponderEliminar¡Espartanos!,¡Cual es vuestro oficio!
ResponderEliminarChapeau,Valme.Bravisimo.
Blanco y Negro de ambos extremos.La forma más rapida de plantear el sentido de la vida.
Donde hay un diagnóstico claro tambien hay esperanza.
Felicidades Amiga
Interesante y certera reflexión, gracias.
ResponderEliminarRosa