Honni soit qui mal y pense

Esto es lo que sale de las entrañas desgarradas, sin importar qué piense el de enfrente. Esto es la insignificancia de los terrores de una madre, la soledad del amante o el insomnio. Son las cosas que no miramos porque para qué, si brillan más las altas cabezas coronadas. Si alguien pregunta qué es el arte, yo digo que es Louise Bourgeois, por ejemplo. 




El tiempo que pasas mirando la puerta, la súplica del "no me abandones" y el grito silencioso del rechazado, el cuchillo que parte en dos a la madre, el tiempo perdido que te mata, las manos que no llegan, la trampa del amor y también su anhelo. Son temas sin importancia, y llega Bourgeois, los saca fuera y los enmarca teñidos de sangre. 





Bueno, pues eso es todo. Es el trabajo de una mujer que se atrevió con telas de costura y consiguió contar qué nos desgarra. Es la sinceridad de quien se limpia mientras nos enseña qué va sacando, de quien pone su dolor encima de una mesa y nos lo ofrece sin adornos, sin pensar qué sentirás al verlo. No hay búsqueda de belleza ni tratados teóricos o grandes ambiciones, sólo la verdad, la esencia, la sinceridad descarnada.



Eso es ser madre, eso es amar, eso es vivir el tiempo que te dan, eso es la puerta cerrada, eso es la culpa, eso es una noche en vela. Eso es el dolor de una hija, el vacío de su madre, el silencio, el deseo de olvidar y el miedo a conseguirlo, la lucha por ser libre, las horas planchando, el tiempo que te quitan y también el temor a que nadie te quite el tiempo que tienes, el jersey que él ya no se pone.




Y ya está. Simplemente, esto es todo.

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