Bien por los que arriesgan

Valme de Toledo

Bien por los que arriesgan, por los que se lo juegan todo a una carta, por los que saben lo que quieren, por los que dicen de aquí no me voy hasta que lo consiga, por los que se mueven de sofá.

Bien por los que no dan explicaciones, por los que ignoran lo políticamente correcto; por los que se ríen a carcajadas, también de sí mismos;  por los que buscan un camino y disfrutan mientras lo recorren; por los que nunca son indiferentes; por los sinceros, los nobles, los que aman, los comprometidos en silencio.

Bien por quienes luchan por un sueño y se buscan otro cuando lo han logrado, bien por los que quieren seguir aprendiendo, por los que no se cansan, por los que no se paran aunque estén cansados, por los que no se decepcionan, por los que miran a través del espejo, por los que buscan. 

Bien por los que siempre dicen la verdad, por los que no se dejan deslumbrar, por los sólidos, por los buenos, por los que son capaces de escuchar durante horas, por los que no hablan de sí mismos, por los que no se venden, por los que no compran a quienes ofrecen todos sus brillos, por los que saben esperar, bien por los que admiran los silencios. 

Bien por los que disfrutan de la vida, por los que aprecian la belleza, por los que buscan un recital de Pollini cuando viajan a Roma, por los que no engañan nunca, por los que miran a los mejores, por los que quieren ser mejor.

Bien por los que siguen siendo amigos después de tantos años, por los que olvidan sus  triunfos, por los que no cuentan sus éxitos, por los que hacen lo que hacen porque sí. Bien por los que se conocen, por los que se miran desde lejos, por los que intentan dar lo mejor de sí mismos, por los comprometidos, por los que buscan a quién cuidar.

Bien por los que no cambian porque saben qué son. Bien por los que dicen que podemos cambiar las cosas, y por los que dicen que debemos hacerlo.

Bien por Álvaro Longoria.