Vargas Llosa y qué está pasando


Una vez, conocí a un tipo inglés que estaba escribiendo una ópera. La iba a estrenar en la Scala de Milán y contar con su filarmónica y los cantantes más reputados, con el diseñador de vestuarios del momento y con el mejor escenógrafo de la temporada. Ya había hablado con todos, que esperaban impacientes la obra aún por terminar. No podemos negar que era un tío listo.

En aquella ocasión estábamos cenando en un restaurante. Acababa de empezar la temporada y uno de los comensales, un catalán, había viajado a Nueva York, donde nos encontrábamos, a ver Tosca. El catalán, contento por tener a un compositor amante de la ópera en la mesa, empezó a preguntarle sobre sus maestros.
-¿Y qué opinas de Tosca?
-Salvaría un par de arias.
-¿La Traviata?
-Es probablemente la obra más sobrevalorada. Verdi no aporta nada nuevo.
-¿Bizet?
-Nada más comercial. Carmen es el ejemplo perfecto de cómo el mercado consigue encumbrar lo que no es bueno.
-Entonces te gustará Wagner...
-No creo que Wagner, realmente, le guste a nadie.
-Mozart
-Un simple entretenimiento.
-La Bohème
-¿El tema de la bohemia parisina? Nada nuevo. Tampoco su música.
-Donizzeti
-Nada.
-¿Massenet?
-Por favor...
-¿Mascagni?
-Salvaría el aria de Cavalleria Rusticana. El resto fuera.
-¿Hay alguna que te guste?
-Pues si tuviera que elegir, podría decir que Norma, puede ser que  Norma, pero vamos, tampoco demasiado.

Cuando el músico abandonó el restaurante, el catalán, impresionado, exclamó:
-¿Y este tío? ¿Que está escribiendo una ópera y no le gusta la ópera? 

Todo esto viene a cuento por la entrevista a Mario Vargas Llosa que publicó el domingo El País. Vargas Llosa  tiene la sensación - dice - de que le están tomando el pelo. Fue a una Bienal de Venecia y empezó a ver claro que todo era un fraude, que no encuentra profundidad, que hemos cambiado la cultura por el espectáculo. Bueno, no parece ser un amante del arte contemporáneo, pero -dejando eso para los críticos que quieran criticarlo- también dice que ya no tenemos referentes y ya no necesitamos jerarquías, y por eso estamos tan perdidos. Lo que afirma tiene mucho que ver con el músico que no amaba la ópera y estaba escribiendo una: no necesitamos aprender de otros y no queremos nadie a quien seguir, porque nadie es mejor. Para qué mirar a otros, si yo solo me basto y además soy más guapo. 

Por cierto, aquella ópera nunca se estrenó.

1 comentario:

  1. Como curiosidad. A Brahms Quien no escribió ninguna ópera) le gustaba tanto la ópera "Carmen" que vio la representación veinte veces seguidas después de su estreno. Raro en él, tan adusto y con una música tan ajena a su estilo.

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