ARCO, la feria de bombillas

Valme de Toledo
Ha ido bien la feria de bombillas, los vendedores están contentos. La bombilla más cara, la de filamentos ionizados, se ha vendido por un millón de euros. Pero había otras más baratas, para que todo el mundo tenga su parte. Desde los cien euros, usted se podía llevar una a casa. Después de la controversia surgida cuando el comité de selección decidió dejar fuera a pequeñas empresas del sector, se ha estabilizado la situación. 200 vendedores de 24 países han mostrado sus creaciones más exquisitas. Los stands no dan cifras, pero todos están contentos con el resultado. La venta de bombillas ha ido bien.

Estamos ante la recreación del movimiento Pop, pero a la inversa. Si Warhol convirtió el objeto cotidiano e insignificante en arte, aquí convertimos el arte en objeto cotidiano e insignificante. A lo mejor es que lo es...
Si a ARCO van las mejores galerías, y si las mejores galerías traen las mejores creaciones, en ARCO hay mucho que contar. Pero no he leído reflexiones sobre la narración que allí hemos visto, sobre lo que las obras nos cuentan de nosotros. Si acaso, leo algo sobre la audacia o falta de audacia del arte que se muestra, insultos al arte contemporáneo (Sánchez Dragó, cómo no...) o elogios de la mesura: poco riesgo, pocas locuras, triunfo de lo sólido y los valores pesados, la criba de la crisis, la eliminación de lo superfluo, la marca de la economía grabada a fuego.

Por lo tanto, si vas a ARCO y no compras, te falta algo, algo importante. Es como ir al Corte Inglés a pasar la tarde del sábado sin sacar la cartera. Como mirar escaparates sin entrar en las tiendas. En ARCO hay siempre joyas, siempre, pero qué difícil es verlas.
¿Que cómo se hace? Pues ni idea. Quizá más silencio, menos luz, más espacios cerrados, más importancia a lo que es único, más discursos sobre narraciones o golpes de sentido y menos cifras.  El arte, como toda creación, debería estar envuelto del aura que lleva consigo, y no despojado de ella, a la fuerza, por los tirones de los vendedores.  Yo quiero ver arte y no compradores, personas que sangran sus heridas y no movimientos financieros, y quiero indagar sobre esas heridas y no mirar sus precios (por lo menos no desde el principio). Quiero oír hablar de arte y no de cifras; de dolor, de pasión y de fuerza, y no de si existe o no moqueta sobre el suelo. Quiero ver cómo ARCO consigue llenar las galerías de arte todo el año, porque consigue mover algo.  

La feria este año, por lo menos, ha sido menos apabullante. A lo mejor hemos entrado en algo que nos acerca al buen camino. O quizá no haya solución. Porque hasta que hablemos de arte, y no de euros, ARCO no dejará de ser lo que es ahora: una planta del Corte Inglés. ¿Que cuente lo que no ha sido contado? Pues no puedo: es que, verán, no he comprado nada, así que no recuerdo si estuve...


Valme de Toledo



4 comentarios:

  1. Quiero una silla....para verte, ARTE
    antes de trazo, fuiste parte......
    Quiero tiempo, para mirar y pensarte
    nadar ...en la esencia
    solo....crear, esARTE

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  2. Amen Valme. Una civilización agotada no puede, ni quiere mirarse en el espejo. Que el arte sea sólo negocio también es terapia (no morderás la mano que te da de comer). Fuera de ese conglomerado, hay un arte que es verdaderamente necesario. Frente a la alienación del discurso ético de la modernidad ilustrada, Adorno advirtió sobre la vía estética como el único discurso que respeta al receptor. Yo os sigo por que me hacéis despertar cada mañana y con vuestra obra apre-hendo.
    P.D. Brillante el comentario de Guillermo.

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  3. ...ARCO es la galería de las galerías y quien esté acostumbrado a ir a ellas durante todo el año, no debe sorprenderse de nada...

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  4. Estoy de acuerdo con el comentario de Rafael Caunedo. Pero para mí la cuestión no es sorprenderse o no, la cuestión es: ¿qué interés tiene para el gusta del arte una feria que no trata de arte sino de galerías?

    Las galerías (una a una) son un continente o un medio de ver exposiciones. ARCO es un centro donde se exponen continentes, no sus contenidos.

    ¿Iría alguien a quien le gusten los coches a una feria de concesionarios en la que no hay coches sino simplemente vendedores y locales y propuestas de negocio? Para mí eso es ARCO.

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