No puedes gustarle a todo el mundo, porque el mundo sería muy simple. Todos somos críticos porque a todos nos gusta contar que tenemos más información que el otro. Yo, que también quiero contar que veo pelis y las entiendo, les recomiendo la película The King´s Speach. Me pareció una interesante reflexión sobre la necesidad de mirar a un hombre que creemos superior cuando el mundo empieza a hundirse. Habla también de la monarquía, de cómo sobrevive cuando es una imagen lejana y de cómo peligra al acercarse demasiado. También te lanza una escena entera con la Séptima de Beethoven, pero no les voy a seguir aburriendo.
La crítica es -perdón, mejor digamos debería ser- un género literario como la poesía o el ensayo. Parte de algo que ya está hecho, exactamente igual que cualquier creación. No te cuenta lo que vas a ver, ni cómo lo ha visto, sino que, de un plumazo, te ilumina las cosas, como una buena novela puede iluminarte el amor, por ejemplo.
Las primeras críticas que he leído hablan de una película exclusivamente comercial, vacía de contenido, ajena a la realidad, hecha para el Óscar, fácil de ver, con escasez de personajes, que no cuenta la verdad de la verdad sobre la relación de los monarcas con los nazis y tiene -la mejor de todas- un uso abusivo del gran angular. Debe ser que yo no me entero (ya saben, soy mujer) y la peli es mala.
Uno a aprende a leer, luego a contar. Sólo después, si tienes ganas, puedes mostrarnos por qué, o por qué no, una creación te ha tocado dentro. Y quizá la cuentes para entenderla. Pero para eso primero tienes que mirarla. Puede que vayan a ver la película y se queden dormidos, pero yo, que tengo ganas, les cuento que encontré arriesgadas, sutiles y bellas esas imágenes realizadas con un del todo inconveniente gran angular (por Dios, a quién se le ocurre) que deja el personaje en una esquina de la pantalla vacía, mostrando lo pequeño que puede ser, incluso, el rey de Inglaterra cuando se enfrenta a sus demonios.
Recuerdo alguna crítica como aquella de Alejandro Gándara hablando de Tokio Blues, de Murakami. Decía que era una novela tan previsible que tú puedes estar en la cocina, dejar el libro en el salón, y tener la sensación de que sigues leyendo. Por supuesto puedes apreciar Tokio Blues (o no) pero reconozcamos que la crítica tiene su gracia. No intentemos ser neutrales ni objetivos. Nadie lo es. Contar el milímetro de la lente que ha utilizado el director dice, simplemente, que te has perdido muchas cosas buscando otras. Debe ser que así somos: no vemos lo que el otro es, sino lo que esperamos que sea. Así son algunas críticas, desmenuzan la creación del otro pero no cuentan nada de ella. Sólo hablan de sí mismas, porque lo único que dicen es que no han encontrado lo que esperaban encontrar. Y siempre es una buena cosa, para contar algo, empezar teniendo algo que contar.
Valme de Toledo
Valme de Toledo
Clarín y Julio Camba hicieron gran literatura con sus críticas. En este mundo aborregado, los críticos marcan tendencia (si bien la historia ya sale en El Conde Lucanor) En 1968, los Byrds grabaron un disco de country, Sweetheart of the Rodeo en Nashville. Pese a que ellos declararon su gratitud a un crítico y DJ de la WSM, éste intento destrozarlos en la presentación radiofónica. Ni una sola alusión a la obra, tan sólo un ataque feroz a ellos mismos como personas. Al llegar al hotel le hicieron una canción que se convirtió en un himno, pero mi amigo Roger lo explica mejor que yo http://www.youtube.com/watch?v=i5nxoOFQ9dY.
ResponderEliminarFELIZ AÑO VALME¡¡¡ 2011 SERÁ TU AÑO¡¡¡
La crítica cinematográfica española perdió a uno de los grandes con la muerte de Ángel Fernández Santos, y quien ahora escribe en El País está a años luz de él.
ResponderEliminarQueda todavía gente como Oti Rodríguez Marchante o Carlos Boyero (cansino y pagado de sí mismo, pero al menos personal y con ese algo necesario en esta vida) que merecen la pena ser leídos. También queda gente como Garci que vive el cine - y otras muchas cosas - con una pasión que se contagia y por desgracia y sin justificación nos quitaron a otros como a Gasset, que eran cine.
Pero lo peor es que nos pusieron a gente como Cayetana que son el anticine.
En fin.