Sanchez Dragó y el formato Patito Feo

Valme de Toledo
La película danesa Una Familia, ganadora del premio al mejor actor en el Festival de Valladolid, tiene una secuencia que, durante quince minutos, elabora la muerte de un hombre: los estertores, los sollozos, el rostro demacrado... En el silencio con que la sombra de la lenta muerte llenaba la sala, un hombre se revolvió detrás de mi en su butaca y exclamó: "¡Por Dios, una elipsis!"

La elipsis es dejar de contar lo que esperas que el espectador entienda. Por lo tanto es un modo de decir: sé que eres listo.
Así es como evoluciona la historia de la literatura: antes nos contaban, ahora nos ocultan. Hemos pasado del narrador que todo lo sabe (cualquier narrador del XIX y algún despistado de este siglo) al que no cuenta lo que sabe, y quizá no sepa.
Porque el lector también ha cambiado: antes no había información y tenías que creer la que llegaba; ahora hay demasiada información y tú eliges qué creerte.
Mostrar la muerte a tiempo real es innecesario y aburrido, como innecesario y aburrido es mostrarlo todo. A veces hay que callar lo importante, como la muerte del padre, porque el silencio lo construye mejor que las palabras.
Pero por encima de todo, si no tienes algo importante que decir, mejor no digas nada. Aquí tenemos productos como la historia televisiva de los Príncipes que, a falta de algo importante que contar, lo cuentan todo en formato Patito Feo. Qué lejos estamos de obras como The Queen, construidas a base de ocultar lo que no tiene por qué ser contado...

Normalmente oímos las palabras de quienes no tienen nada que contar. Los que hablan mucho y, sobre todo, hablan muy bien, se han convertido en altavoces de nuestra historia. Y de ese modo llegamos a escuchar relatos como el de Fernando Sánchez Dragó, pavoneándose de haber tenido sexo con niñas de trece años.
Sólo quien tiene algo interesante que contar puede mantenerse en silencio, porque la sabiduría es un movimiento interior que sólo se muestra en raras ocasiones. No sé si alguna vez llegaremos a perder de vista a esos personajillos con demasiadas ganas hablar y de ser escuchados y empezar a mirar a quien se calla.

Valme de Toledo

4 comentarios:

  1. Por fin un punto de vista equilibrado, y a mi modo de ver, verdadero. Gracias¡

    ResponderEliminar
  2. Ciertamente, de lo que no se puede hablar mejor callarse (Wittgenstein, además es la última proposición del Tractatus). Pero, por favor, no te calles ningún lunes.

    ResponderEliminar
  3. Muy bien escrito y muy inteligente, por lo que dice y por lo que no dice también. Un beso

    ResponderEliminar
  4. "Aquel que más habla más pronto se agota.
    Es mejor guardar lo que hay dentro de uno mismo". Tao

    ResponderEliminar

Entradas populares