Por mi culpa por mi gran culpa


Oigo, cada vez más, a mujeres culpables: si trabajamos porque no vemos a nuestros hijos, si los vemos porque no trabajamos. Una y otra vez hablamos de la trampa en la que nos hemos metido y de las mentiras de la igualdad. Hablamos de la culpa como un recordatorio que nos dice: "¿no lo querías todo? Pues ahora, encima, no vas a estar tranquila..." Y ese recordatorio, indudablemente, tiene voz de hombre.

No podemos negar la culpa como parte de nuestra vida, como lo son el hambre o la necesidad de ser amado. La culpa viene de tiempos de Eva y está enganchada en nuestras raíces como los corales en un ancla hundida en el mar. El cristianismo la afianzó, y con ella nos quedamos.

Hay otro modo de ver la vida, y es es sus responsabilidades. En la cultura de la culpa (judíos y cristianos) tú, de entrada, eres culpable, y Dios lo sabe. En la cultura de la responsabilidad (de nuevo, Grecia) tú no eres culpable, eres lo que eres: en todo caso, responsabilízate de lo que haces.

La diferencia está en dónde metes todo: la culpa se queda dentro, la responsabilidad fuera. La culpa te une a todo tu pasado (hasta Eva). La responsabilidad se queda en el acto. La culpa es silenciosa (se oculta en el confesionario) y la responsabilidad grita, con un altavoz, qué es lo que has hecho.

Cuando hablamos de la culpa por ser mujer, madre y trabajadora no deberíamos decir que nos viene de fuera. Nosotras la criamos, la mimamos, la alimentamos y la tenemos allí, calentita, sentada en el regazo. No es la sociedad, ni los hombres, quienes nos la entregan. Somos nosotras que, quizá, no nos hemos enterado de que es imposible tenerlo todo. Puedes intentarlo, pero luego no te pongas triste. La culpa no es territorio femenino, es territorio humano, y tus jefes, tu marido o tus hijos (que también la llevan a cuestas)no te la han puesto encima. Si quieres librarte de ella, no mires a la persona equivocada.


2 comentarios:

  1. No lo llamaría culpa, lo llamaría insatisfacción (que no inconformismo).
    Muy de nuestro tiempo, sí, y además un sentimiento muy destructivo.

    ResponderEliminar
  2. Culpa y responsabilidad se funden si probamos a hacer nuestra la culpa de los demás. Esto nos hace ser responsables, también. Es muy difícil, lo se. El Mahatma hablaba de esto y es la base del Evangelio, a su vez. Si la modernidad ha sido especialmente exigente con la mujer, yo no puedo decir no es mi culpa. Debo asumir solidariamente la culpa por los males del mundo aunque yo no haya tenido, o tenga, intervención directa en ellos. Solo así desarrollaré un nuevo y más profundo sentido de la responsabilidad. Buena semana Valme.

    ResponderEliminar

Entradas populares