Los Indignados y la Mona Lisa

Valme de Toledo

Visitar a la Mona Lisa en el museo del Louvre es una tarea imposible. Cientos de turistas se agolpan frente a ella. Y sin embargo ninguno la mira, ninguno la observa. Miran el visor de su cámara de fotos, que es quien realmente está viendo algo. Ya decía Susan Sontag que la fotografía de viajes se ha convertido en una defensa: como estás en terreno extraño, que sea ella quien mire y te proteja de lo inesperado. La incertidumbre se vive mejor si no miras directamente a los ojos de lo desconocido.

Vivir desde el extranjero las manifestaciones de la Puerta del Sol te borra su importancia. Que Le Monde o Le Figaro le dediquen apenas unas líneas, cuando aquí pensamos en Mayo del 68, te cuenta un poco de qué va la película. No es una revolución, es sólo un puñado de sueños.  

Igual que, para ver la Mona Lisa, necesitas quitar de delante el escudo de tu cámara, para cambiar tu país necesitas meterte hasta el cuello. Los buenos deseos no cambian nada, las buenas intenciones no entran en el Congreso de los Diputados. Si quieres cambiar, hazlo desde dentro. Para eso tienes que apartar los ojos de la cámara de fotos, entrar en el juego, y desde ahí, empezar a romperlo. Cuando haya alguien que sea capaz de mantenerse en él sin perder de vista el objetivo -y eso es lo difícil-empezará el cambio. 

Las fotografías de La Mona Lisa en el Louvre quedarán en cualquier archivo digital antes de perderse. Como mucho pasarán a un papel que no respete sus colores. Eso, si el cristal que protege el óleo de Da Vinci no te devuelve el fogonazo del flash. Las intenciones de los Indignados quedarán, también, dentro del álbum. Para ver realmente la Mona Lisa deberías quitar el cristal, para empezar. Pues lo mismo a los que queremos cambiar el país: métete en los presupuestos del Estado, y a ver qué consigues. Vamos, eso creo yo. 






1 comentario:

  1. Comentaba el otro día en un poema que esto de las plazas me ha recordado a la excursión de pesca en Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco. Por unos días fuera del manicomio de la existencia diaria...

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