Twitter-adictos



Hablaba con una amiga de la importancia de Twitter. Tienes que estar en Twitter -me decía-, Si no estás en Twitter no existes. Tu importancia se mide en el número de seguidores que tienen tus tweets.

Puede parecer algo excesivo, pero no lo es. Mi amiga tiene razón. En la era de las redes sociales tienes que probar que estás por aquí. El silencio es invisible, si no haces ruido no existes.

Susan Sontag murió antes que Twitter surgiera, pero escribió algo que podría servir para explicar qué está pasando ahora. Cuando viajas, dijo, hacer fotografías es un modo de sentirse seguro. Es difícil enfrentarse a lo desconocido, así que si lo miras a través de tu cámara, como si fuera una película que ves desde el sofá, te sientes mejor. Sontag no vivió la era digital, pero sus palabras -ahí los sabios que trascienden el tiempo- son incluso más ciertas ahora.

Si vas a Museo del Louvre y buscas La Mona Lisa la encontrarás en la pantalla de cientos de cámaras. Lo más asombroso de todo es que la gente la mira en sus pantallas. Miran la cámara -mientras enfocan, disparan o ven cómo ha salido - y se pierden la pintura. Podría ser lo mismo que estar en una playa paradisíaca, de arena blanca, mar cristalino y delfines nadando cerca y coger el IPhone, meterte en Twitter y contar cómo lo estás pasando. El tiempo que pasas tecleando te estás perdiendo a los delfines.

Cuando te vuelves Twitter-adicto cambia tu vida. Twitteas la vista desde tu ventana, el maravilloso sitio que encuentras, la película que acabas de ver, el restaurante en donde cenas o tu último pensamiento. Y todo debe hacerse en el minuto en el que está ocurriendo. Igual que la fotografía digital, tienes que mirar las cosas a través de la pantalla para ver que son ciertas.

Con Twitter  no exhibes tu vida. Vas más allá: estás escribiéndola. Hace tiempo alguien escribía tu biografía cuando habías muerto. Ahora eres tú quien lo hace, y lo haces a tiempo real.
Así que pasamos tanto tiempo enseñando lo que somos que no nos queda tiempo para aprender qué somos realmente. Huimos del silencio. No necesito pensar lo que soy si el resto del mundo ya lo sabe.

Así que propongo un ejercicio: ve a la función de teatro de tu hijo y no la grabes en video. Mira la escena mágica del país que visitas y no hagas la foto. Escucha esa noticia impactante y no la twittees. En esos minutos quizás aprendas algo: la vida pasa muy rápido, así que exprímela en silencio.

(Y sí, yo también estoy en Twitter... @valmedetoledo)




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares