El curioso caso de Strauss-Kahn

Valme de Toledo

El que un chulito sea acusado de ponerse chulo no es nuevo. Lo curioso del caso de Dominique Strauss-Kahn es lo que ha movido. Desde el análisis al más puro estilo Sherlock Holmes de Javier Marías a la defensa de Henry-Lévy o las columnas en su contra de la mayoría, algo en la sociedad se ha puesto alerta. Probablemente porque es un tipo importante, y damos por supuesto que los que mueven el mundo nadan por la excelencia, y quien decide el tipo de interés debe saber cómo se actúa cuando la camarera abre la puerta de tu suite.

Bienvenidos al mundo real. Hubo un tiempo en que así era, pero eso se acabó. Ahora el bien se une a las altas finanzas del mismo modo que la verdad se junta en los colchones de la Puerta del Sol: puede estar, o puede no estar, el problema es que miramos hacia allí como si fuéramos a encontrar algo.

Yo no tengo ni idea de qué pasó en esa suite pero, si es verdad lo que cuentan, un machito podía dormir en esas sábanas, el machito que grita, insulta, coacciona o empuja, el tipo de machito que aún cree que es superior por tener más densidad muscular en los bíceps.

En el mundo real un machito así puede ser presidente de Francia. En el mundo real,  el de los votos a los políticos-comerciantes, el de las miradas confiadas a los importantes, el del no puede ser porque yo lo conozco hay una especie de vacío cuando miramos hacia arriba, y ese vacío nos devuelve la imagen de lo que pensamos de antemano. El mundo real está tan lleno de gente buena como de gente mala, pero a éstos últimos se les oye más, a estos últimos los miramos más porque nos lo ponen muy fácil, porque nos dan su defensa sin haber confesado sus faltas, y es más cómodo mirar lo que te ponen delante que buscar en lo escondido.

Es lo que se llama referentes. El hombre sabio decide por su comunidad -en otro mundo, en otra época- no sólo porque lo haga bien, sino porque tú puedes mirarlo si tienes dudas. El niño aprende de cómo actúa el padre de igual modo que el adulto mira al presidente del Banco Central para ver cómo debe invertir su dinero o las jóvenes observan a Kate Moss para saber cómo vestirse. Así que el caso de Dominique Strauss-Kahn ha sido importante porque nos está contando a quién miramos. Presidente de Francia, señores. Eso es lo que hay. Si queremos buscar a quien de verdad pueda enseñarnos, vamos a tener que empezar a trabajar duro.

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